Parallel Worlds: Arts and Sciences

La ceremonia de entrega del Premio Cervantes 2019, al igual que el resto de actos culturales, ha sido pospuesta hasta que la situación provocada por la pandemia del coronavirus permita realizarla con relativa normalidad. Sin embargo, esto no nos detiene para recordar la magnitud de la obra de Joan Margarit (1938, que ha sido galardonada con el premio más importante de las letras españolas, solo al alcance de los grandes de la literatura española contemporánea. Este catedrático de cálculo de estructuras, ya jubilado, de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, combinaba su labor docente con la de arquitecto, siendo el autor del estadio de Montjuïc además de formar parte del equipo que coordina las obras de la Sagrada Familia. Y por si esto fuera poco, con su amplia obra poética que se podría definir por la palabra emoción. A mediados del Siglo XX, publicó su primer poemario  Cantos para la coral de un hombre solo  (1963), una década después le seguiría  Crónica  (19

Aunque pueda sonar a ciencia ficción, es un hecho que ya está muy introducido en nuestra sociedad. Ya existen robots que pueden hacer una copia exacta de cualquier obra de arte en tres dimensiones gracias a la tecnología punta de empresas como Factum que captan tanto la textura, el grosor de la pincelada como el cuarteo de la misma con el paso del tiempo. Si bien es cierto, que es una herramienta muy útil para salvaguardar obras cuyo estado de conservación hace peligrar la supervivencia de la misma, véase el caso de la tumba de Tutankamon o los frescos de Altamira. Es una herramienta de conservación con doble filo y como toda tecnología, su buen manejo depende de las intenciones del usuario. El arte es lo que nos hace humanos y simplemente el hecho de pensar que un robot pueda copiar o incluso crear una obra de arte mediante la combinación matemática infinita de su algoritmo, me da escalofríos. La robótica está avanzado tan apresuradamente que la sociedad no es capaz de asimilarlo

Los días pasan, las semanas se suceden y con ello desgraciadamente los meses. Un intervalo de tiempo demasiado largo para el sector cultural, que ya de por sí es frágil e inestable, así como ninguneado en numerosas ocasiones por la clase política. La humanidad entera está sufriendo una de sus crisis más profundas, equiparables tan solo a periodos aciagos de nuestra historia como lo han sido las dos guerras mundiales, las crisis financieras del 29 y del 2008 o la conocida como gripe española del año 1918. En estos momentos de gran incertidumbre, en donde los hospitales se han convertido en verdaderos campos de batalla contra un enemigo que no vemos pero que desgraciadamente experimentamos con especial crudeza, la cultura se ha convertido en una víctima colateral del coronavirus. Como si de un castillo de naipes se tratase, todos los elementos que confirman nuestra sociedad han ido desplomándose uno detrás de otro forzados por el virulento avance de esta pandemia. Y desgraciadament