GOYA 2016, TRIUNFA TRUMAN
Los ganadores durante el photocall final
(Foto: El País)
Los Goya 2016 han concluido con Truman como la gran ganadora de la noche en que se celebraba el 30º
aniversario de estos premios:
“Cuando se encienden las
luces tras la proyección de Truman, el espectador no puede
más que pensar que en el alma humana, lastrada por la incomunicación y los
miedos, siempre habrá algo bello. Unos lo denominarán amistad, otros amor,
algunos terceros, bondad. Cesc Gay, como experto cirujano cinematográfico, pone al público frente al espejo de
los sentimientos, provocando a la vez alegría y dolor, risas y lágrimas. Ayer,
la Academia de Cine, en su 30ª entrega de los Premios
Goya, se rindió a esa evidencia, confirmó las quinielas y consagró a Truman,
que se llevó cinco goyas de los seis a los que competía. Y los grandes;
a película, dirección, actor, actor secundario y guion original. Nadie
quiere la noche, de Isabel Coixet, se quedó con cuatro, y La novia,
de Paula Ortiz, que defendía 12 candidaturas, se quedó con dos. Ha sido justo: Truman
es la gran película española del año.
Cesc Gay y la
productora, Marta Esteban, han colaborado en seis ocasiones desde hace 15 años.
Los días previos, Gay solo deseaba lograr el premio principal por Esteban, que
apostó por él cuando decidió adaptar la obra de teatro Krámpack, su
primera película. Junto a ellos, la otra pareja: la de Ricardo Darín y Javier
Cámara (ex aequo Concha de Plata en San Sebastián a mejor actor) y que
se llevaron sendos cabezones. "Las películas no compiten entre
ellas", dijo Fernando León cuando recogió el Goya a mejor guion adaptado.
“Los actores tampoco”, apostilló Darín.
El argentino fue la
estrella internacional que se llevó el galardón, mientras Juliette Binoche y
Tim Robbins aplaudían desde el patio de butacas y recibían alguna pullita del
maestro de ceremonias, Dani Rovira. Por cierto, pocos se saltaron el guion —si
acaso Antonio de la Torre— para dar mensajes políticos. También ahí estuvo
Darín al nivel que se le supone: “Hagan algo por la cultura, es lo único que
merece la pena”.
El Goya de Honor fue
para Mariano Ozores, 89 años de cineasta con 96 películas, cuyo mayor mérito,
no menor, es haber sumado 87 millones de espectadores.
“Reír es la mejor forma de colaborar para un
mundo mejor”, aseguraba una de sus sobrinas, Emma Ozores, antes de entregarle
el galardón a su tío. “Hay un ente misterioso y extraño al que le debo todo lo
que he conseguido: el público, el respetable público”, afirmó el cineasta.
Las cinco películas
españolas más taquilleras de 2015 solo tenían una candidatura: la del mejor
filme de animación, que se llevó Atrapa la bandera.
La ceremonia tuvo a un
gran presentador, otra vez, con Dani Rovira: divertido, chispeante (enorme el
dueto musical de Nariz contra nariz con Berto Romero), pero el show
nunca alcanzó un buen ritmo. El famoso arranque tan cacareado como excepcional,
devenido en un soufflé deshinchado, marcó el devenir de la ceremonia: no
voló. Y se volvieron a repetir números que lastraron el ritmo y eternos
agradecimientos, que incluso llegaron a ser cortados por la realización. Ni
siquiera Antonio Resines, en su primer discurso como presidente, cumplió las
expectativas. Esquizofrénica entre calidad o cantidad, la gala avanzó como un
chiste interruptus, y el esperado momento emotivo de Joan Manuel Serrat
cantando Los fantasmas del Roxy pasó como otra actuación más. Que no lo
era, que se cumplían 30 años de la gala. Por cierto, uno de los triunfadores de
la velada fue el sorprendente esmoquin del líder de Podemos, Pablo Iglesias
Solo algún apunte
emotivo entre tanto pespunte de aliño. Miguel Herrán, mejor actor revelación,
miró a su director en A cambio de nada, Daniel Guzmán, al final de su
discurso y le dijo: “Tú me has dado una vida”. Algo parecido dijo minutos
después el mismo Guzmán, ganador de la dirección novel, al señalar a su abuela
(que no ganó actriz revelación) de 93 años, y rendir homenaje a quien sacó
adelante a su nieto cuando era un bala perdida.
En los próximos 30 años algunos
volverán a la ceremonia. Puede que el compositor Lucas Vidal, que se llevó dos
galardones (y por dos películas distintas). Probablemente, un miembro de la
familia Gutiérrez Caba, porque ayer la representante de la sexta generación de
esa saga de actores, Irene Escolar, se llevó el cabezón a la mejor
actriz revelación. O Natalia de Molina, segundo goya en tres años.
Ninguna había nacido el 17 de marzo de 1987, cuando nacieron los primeros Goya”
(El País, 2016)
PAVARE
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